jueves, 12 de septiembre de 2013

LA PLANIFICACIÓN DE MENÚS: LABORIOSA PERO EFECTIVA

Lo hacían nuestras madres y abuelas y hoy, lamentablemente se ha perdido a pesar de que planificar es el secreto para una dieta variada y una cocina sin problemas.
  1. Tener en cuenta el número de comensales. Parece algo obvio pero muchas veces se olvida que el número de personas que estarán en la mesa es lo que realmente debe marcar la cantidad de alimentos que hay que comprar y de platos que hay que preparar. Es muy difícil comer equilibradamente si siempre se prepara comida en abundancia o en cantidad escasa.
  2. Planificar el menú teniendo en cuenta la edad. Éste es otro dato importante. No es lo mismo preparar menús para adolescentes que para personas de la tercera edad. Es obvio que a más edad se requiere menos cantidad de comida, menos condimentación y preparaciones culinarias más simples. Por el contrario, un adolescente necesitará más cantidad de energía que sus padres y, por supuesto, que sus abuelos.
  3. Variedad. Ésta es una pieza clave del equilibrio alimentario. Es difícil comer equilibradamente si no se procura cierta variedad en los menús. A grandes rasgos, hay que tener en cuenta que los primeros platos deben tener arroz o pasta o cereales o patatas o similares, y que en los segundos hay que alternar la carne, con el pescado y los huevos.
  4. Las cenas. Las cenas serán siempre en general más ligeras que las comidas y tendrán en cuenta la composición de la comida del mediodía. Es importante que complementen el menú diario y que ayuden a aportar cierta variedad. Como indicaciones básicas, las cenas tendrán, a lo largo de la semana, verduras, ensaladas, purés de verduras, sopas, etc..., de primero, y como segundo, pescado, huevos, carnes blancas...
  5. Tener en cuenta las comidas fuera de casa. Para las personas que comen a diario fuera de casa es importante que la comida casera sea complementaria, suave, y que procure no repetir los alimentos del restaurante. Hay que tener en cuenta que en general la comida de restaurante suele ser más condimentada, energética y pesada que la casera.
  6. Ser coherente con el tiempo que se dispone en la cocina. Una buena planificación de menús es aquella que tiene en cuenta el tiempo que en realidad vamos a tener para cocinar. De nada servirá comprar bien y planificar si los menús pensados exigen una dosis de tiempo mayor al que tenemos en realidad.
  7. Ser realista con las aptitudes culinarias y las ganas. Ciertamente, a la hora de planificar tenemos que ser muy conscientes de hasta dónde llega nuestra "ciencia" en la cocina. Si lo olvidamos, corremos el riesgo de planificar menús muy incómodos que acabarán no preparándose.
  8. Coordinar los menús con la compra. No hace falta decir que es imprescindible que lo que hemos planificado esté de acuerdo con la compra. En realidad, lo que debe hacerse es salir a comprar una vez que se han planificado todos los menús de la semana.
  9. Tener en cuenta los imprevistos. Más comensales de los esperados, un plato que no resulta, un congelado que no se ha descongelado a tiempo son algunos casos de imprevistos cotidianos frente al menú. Nuestra despensa y nuestra imaginación deben tener recursos.
  10. Servirse de los métodos de conservación. La congelación puede ser una excelente manera de conservar los alimentos ya cocinados, y de esta manera nos ahorraremos un montón de dinero y el tener que sacrificar manjares muy trabajosos.

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