lunes, 16 de septiembre de 2013

Los guisantes

Además de ser fuente de proteínas y vitamina, son ideales en dietas ligeras porque contienen muy pocas grasas.

Del mismo modo que las judías, los garbanzos o las lentejas, el guisante pertenece a la familia de las leguminosas. Se diferencia de estas por su mayor contenido en azucares simples. Por eso tienen un ligero sabor dulce, especialmente cuando se consume fresco. Pero además de ser deliciosa, esta preciada legumbre posee otras muchas virtudes.
TE APORTAN MUCHO
No te dejes engañar por su aparente simplicidad, los guisantes esconden en su interior interesantes propiedades beneficiosas para tu salud. Descubre como ayudan a tu organismo:
Fibra. Al ser ricos en esta sustancia, los guisantes evitan el estreñimiento. Por otro lado, su contenido en grasas es mínimo. Por esta razón, puedes incluirlos en cualquier dieta ligera.
Proteínas. Aportan una proteína vegetal muy beneficiosa para aquellas personas que toman poca carne o poco pescado y también para quienes desean reducir el nivel de colesterol. Las contienen en mayor proporción que las judías verdes, pero inferior a las otras legumbres que no se consumen frescas. No obstante este contenido proteico es diferente dependiendo de si se trata de guisantes frescos (6%) o secos (22%), aunque estos últimos no son muy consumidos.
Vitamina B. la carencia de esta vitamina, también conocida como tiamina,se relaciona con el estrés y el envejecimiento. Además, gracias a su contenido en ella, los guisantes ayudan a relajar y a mejorar el estado de animo.
Vitamina C. Esta sustancia es muy buena para mantener la piel tersa. Ten en cuenta que los guisantes de lata, aunque conservan las proteínas y los minerales de los guisantes frescos, poseen cantidades notablemente inferiores de vitamina C.
Minerales. Son ricos en hierro, magnesio, zinc y potasio. Si los consumen garantizaras gran parte del aporte de estas sustancias necesarias para tu organismo. Además, también contienen grandes cantidades de fósforo y calcio, esenciales para mantener tus huesos sanos y fuertes.

MÁS DIGESTIVOS
Si las legumbres te producen hinchazón o digestiones pesadas, los guisantes pueden ser una buena alternativa. Siguiendo estos consejos mejorarás todavía más su asimilación.
Mastícalos bien para evitar molestias y condiméntalos con especies digestivas y antiflatulentas, como el comino o el anís.
Consúmelos al mediodía si los preparas fritos o estofados. Si los comes para cenar, cocínalos en forma de puré y facilitarás todavía más su digestión.

TRUCOS EN LA COCINA
 Cuando llega su temporada natural, lo ideal es adquirirlos frescos (mejor que congelados o en lata) porque contienen una mayor cantidad de vitaminas y minerales. Eso sí, es importante que escojas siempre las vainas que no sean demasiado grandes y que presenten un aspecto liso y brillante. Debes consumirlos en pocos días pero también puedes conservarlos durante más tiempos con estos sencillos métodos:
En la nevera. Consérvalos sin desgranar dentro de una bolsa de plástico perforada. Desgránalos justo antes de cocinar sobre todo si vas a cocerlos.
En el congelador. Si no vas a consumirlos de inmediato, puedes congelarlos. Para ello, es preciso que previamente los desgranes y los escaldes 2 minutos en agua con sal. Si quieres que conserven su color verde intenso, añade un poquito de bicarbonato al agua cuando los cuezas.
En conserva. Hiérvelos de 4 a 8 minutos en agua salada (calcula el tiempo según su tamaño). Escúrrelos y refréscalos con un chorro de agua fría. Una vez fritos, mételos en frascos y cocina al baño María durante una hora. Cuando vayas a consumirlos, solamente tendrás que calentar, servir y aliñar los guisantes a tu gusto.

Multitud de posibilidades:
  • Mézclalos con verduras y hortalizas de temporada. De este modo, lograrás un plato rico en fibra a la vez que delicioso.
  • Sofríelos en aceite de oliva y añade un poquito de ajo y cebolla picada. Verás como así resultan todavía más sabrosos.
  • Consúmelos crudos en tus ensaladas. Ganarán sabor si los aliñas con aceite de oliva aromatizado con hierbas. Pruébalo y te sorprenderá el resultado obtenido.
  • Prepara cremas con ellos. Resultan deliciosas y puedes consumirlas tanto frías como tibias. Puedes mezclarlos con patata o cebolla para darles más sabor.
  • Combínalos con arroz o pasta y obtendrás un plato con una calidad de proteína similar a la que tiene la carne pero te ahorrarás el aporte de grasa saturada.  

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